Hacía tiempo que el sector de la investigación privada venía reclamando la aprobación de una normativa que regulase el uso de microrrobots de seguimiento para el rastreo de personas, y por fin el Congreso ha dado respuesta a nuestras reivindicaciones. La ley aprobada el pasado martes no satisface todas las demandas de las agencias, pero al menos viene a paliar la situación de inferioridad en la que se encontraban las agencias privadas en relación con los servicios de investigación de las grandes compañías multinacionales, a quienes sí se les permitía desde hace más de cinco años el uso de estos artefactos. Los microrrobots de seguimiento autorizados se limitan a registrar la posición de la persona rastreada segundo a segundo, sin grabar su imagen ni su voz. Existen, por supuesto, dispositivos ilegales capaces de unir las funciones de grabado a las de seguimiento, pero solo se permite su uso previa autorización por parte de un juez. No obstante, pese a sus limitaciones, los microrrobots de seguimiento son herramientas de gran utilidad en cualquier tipo de investigación privada, y en la agencia Hammet contamos con cuatro modelos diferentes, si bien hasta ahora los utilizábamos únicamente en operaciones internacionales.